La Preparación para el Ritual

 


 

Durante todo un cuarto de luna no acompañarse del sexo contrario para no caer en la impureza.

Durante el siguiente cuarto de luna prometer al Gran Adonay, jefe de todos los espíritus, no hacer al día sino dos comidas: al mediodía y a media noche o, si esto no nos fuese bien, a las siete de la mañana y a las siete de la tarde. Y antes de cada comida decir la oración siguiente:


“Yo te imploro, grande y poderoso Adonay, señor de todos los espíritus, yo te imploro ¡oh Eloim! Yo te ruego ¡oh Jehovam!”

“!Oh gran Adonay! ¡Dígnate favorecerme!”

“Así sea. Amén”


No desnudarse. Dormir lo menos posible y pensar siempre en la empresa que nos proponemos.

Después de la primera noche, aún en este cuarto de luna, comprar piedra senguina y llevarla siempre sobre el cuerpo para evitar accidentes con el espíritu que vallamos a someter.

Solo podrán asistir al acto una, tres o cinco personas contando con el exorcista que dirigirá la palabra al espíritu y usará la vara fulminante.

El segundo día comprar un cabrito joven.

El tercer día adornar el cuello del cabrito con guirnaldas de verbena, por debajo de la gorguera, con una cinta verde.

En el lugar escogido para llamar al espíritu, que deberá ser lo más solitario posible, encender una hoguera con maderas blancas diciendo con esperanza y entereza las siguientes palabras:


“Yo ofrezco esta víctima, ¡oh poderoso Adonay, oh grandes Ariel y Jehovam! Y esto en honor y gloria del ser superior de todos los espíritus. Dignaos ¡oh gran Adonay, de que os sea agradable! Amén”


Celebraremos entonces el primer sacrificio: con el brazo derecho desnudo hasta el hombro y armado con una hoja de acero puro degollar el cabrito, desollarlo, guardar la piel aparte cortada en tiras para cuando llegue el momento de la rueda del gran círculo cabalístico, y luego echarlo al fuego. Mientras arde la víctima, regocijarse en honor de los espíritus. Las cenizas deberán ser arrojadas por el lado de levante del sol diciendo las siguientes palabras:


“!Oh gran Adonay, Eloim, Ariel y Jehovam! Viste la sangre de esta víctima en honor y gloria y poderío vuestro, Dignaos de que os sean gratas estas cenizas”




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