Qué es y para qué sirve
El libro
de San Cipriano
Famoso, raro y muy
buscado como lo fue Michael Jackson en sus tiempos, lo fue mucho antes, en los
siglos XVI y XVII en el noroeste de la península ibérica, el libro de San Cipriano,
también conocido como el Ciprianillo, un manual sobre cómo establecer pactos
con los espíritus infernales que es capaz de someter la voluntad de las no
pocas entidades que pueblan el inframundo a todo aquél que siga los dictados de
sus páginas.
Extraordinariamente voluminoso, dicen que con más de veinte tomos
y un buen número de gruesos y largos pergaminos repletos de signos
cabalísticos, caracteres y palabras incomprensibles, (algunas aún sin
descifrar), y con rúbricas y anotaciones del mismo Lucifer, del príncipe Belcebut,
del gran duque Asthorot y de otras
diez y ocho potestades secundarias fueron obligados, no obstante, a comparecer
ante el Santo y firmar con él un pacto de eterna, incondicional y humildísima
obediencia gracias a las fulminantes palabras utilizadas, las mismas de las que
se sirvió Dios para someter a los espíritus rebeldes y que el rey sabio Salomón
descubrió y dejó impresas en su famosa Clavícula.
Dicho libro jamás fue visto por nadie, ¾para
tranquilidad de los seres del inframundo¾, a pesar de que todo el mundo por aquellas tierras sabía quiénes de sus vecinos lo tenían. También dijeron que se podía hallar un
ejemplar en un estante apartado de la sección reservada de la gran biblioteca
de la Universidad de Santiago, sujeto con cadenas y detrás de una reja de
hierro, pero el libro jamás apareció y San Cipriano jamás pudo haber escrito
semejante cosa.
A pesar de todo ello, un sinnúmero de ejemplares manuscritos,
resumen del original, estuvieron en circulación y sus recetas y conjuros fueron
practicados con la esperanza de cambiar la pobreza que Dios parecía tener
asegurada para aquellos campesinos por la fama, la riqueza y el talento de un pacto
con Luzbel.
Tras el análisis de uno de estos manuscritos, don Bernardo
Barreiro nos dice, en su libro Brujos y Astrólogos de la Inquisición de
Galicia, dónde también nos deja una transcripción del famoso manuscrito, que:
“
El estilo en que está escrito no
es muy moderno, es sencillo y de pluma vulgar e indocta, pero de innegables
talentos para este género de literatura popular. En el método se descubre bien
la mano de un clérigo que se nombra a sí mismo como Beniciana Kabina, un
charlatán consumado que pudo hacerse rico bajo este pseudónimo”.
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